A veces, simplemente tienes que tomar la decisión de ser feliz.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

          Estaba dormida y tocaron mi ventana. Era más de media noche, además he de añadir que soy propensa a asustarme con facilidad, como no, toda mi habitación se llenó de un cargado ambiente de tensión y pesadillas. Temblando me acerqué a la ventana, miré a través de ella y no vi nada. La abrí, y no había nada. Entonces, pasó, lo vi. Era él, riéndose de mi, una vez más. Con su increíble sonrisa me dijo ''enana, ¿te he asustado?'' le respondí con una clara y concisa afirmación ''tú eres gilipollas''. Se rió a carcajada limpia, lo miré con cara de indignación y me dirigí a cerrar la ventana, me pregunto ''no serás capaz de dejarme así, ¿no?'', obviamente mi respuesta fue evidente ''Sabes que sí''. Me miró a los ojos, directamente, sin tapujos, sin miedos, sin ocultar si quiera el secreto que los ojos de cualquier ser humano protege, no lo pude evitar y sonreí. ''Vente a dar una vuelta, tonta'', no podía salir, estaba en exámenes, si quiera salí esa noche con mis amigas a tomar algo, pero para qué engañarme, me moría de ganas por salir con él, ¿dónde? Donde fuera, al fin del mundo si hacía falta. Me dispuse a salir por la ventana y una vez más soltó uno de sus típicos comentarios que están demás ''Que fácil eres de convencer, te creía más interesante'', hice caso omiso a sus palabras, era eso o pegarle. ''¿Dónde me vas a llevar?'' le pregunté y me respondió con un pregunta compuesta por tres palabras que todavía no entiendo porqué mi respuesta fue afirmativa ''¿Confías en mi?''. Le dije un simple ''sí'' mirándolo a los ojos y me dijo: ''pues no deberías'', le pregunté: ''¿Tú eres tonto?'' y una vez más: ''Claro, si no lo fuera no estaría perdiendo el tiempo contigo''. Le pegué con la mano en el brazo, se rió de mi y su golpe fue mucho peor que mi ataque, tan simple y tan complejo como un beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario